Marcos 1, 13-14
Después de que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea, y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»
Introducción
Nos encontramos en el umbral de la proclamación del Reino de Dios “AQUÍ Y AHORA”. La llegada del Reino de Dios se ha manifestado de manera gradual, presentándose como un don que nos ha sido otorgado. Ante esta Buena Noticia anunciada por Jesús, solo nos queda tomar una decisión respecto a su persona. Creer en el Evangelio nos invita a un compromiso profundo y transformador.
Ver
El Reino de Dios: Más que un Lugar
“El Reino de Dios no es un lugar, sino una relación con Dios que transforma nuestras vidas y nuestro mundo.” — Henri Nouwen
El Reino de Dios, conocido en hebreo como “MALKUTAH”, no se limita a un lugar físico, una situación específica o un grupo de personas. Más bien, se define por el hecho de que Dios reina en el corazón de cada individuo. Jesús, tras la detención de Juan, se dirigió a Galilea y comenzó a proclamar la Buena Nueva de Dios. Su mensaje era claro y urgente: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Renuncien a su mal camino y crean en la Buena Nueva”.
Consideraciones sobre el Pasaje
Al abordar este pasaje bíblico, es fundamental tener en cuenta ciertas situaciones contextuales. San Crisóstomo señala que San Marcos sigue el orden establecido por San Mateo. La expresión “después de que tomaron preso” no implica necesariamente que este evento ocurriera de inmediato tras el retiro de Jesús en el desierto.
La Transición del Antiguo al Nuevo Testamento
Por lo tanto, podemos concluir que existió un intervalo entre la detención de Juan y el inicio de la predicación de Jesús. Tanto San Beda como San Jerónimo coinciden en que Jesús comienza su ministerio mientras Juan continúa predicando en el Jordán. Sin embargo, con el arresto de Juan, se produce la abolición de la antigua ley, dando paso al Evangelio. Esta transición se puede corroborar en el Evangelio de San Juan (3:25-30), donde se destaca la relación entre el ministerio de Juan y el de Jesús.
Juzgar
– “La mejor forma de evangelizar es vivir el Evangelio.” — San Francisco de Asís
Para quienes nos dedicamos a la evangelización, este suceso tiene un significado profundo. Antes de que Jesús comenzara su ministerio, Juan Bautista era el profeta destacado de su tiempo. Sin embargo, al aparecer Jesús en la escena, Juan se hace a un lado para dar paso al verdadero Cordero de Dios.
La Humildad en la Evangelización
Aquellos de nosotros que trabajamos en la evangelización debemos aprender a dejar de lado nuestro “yo” (yo hago, yo digo, yo soy) y permitir que Jesús tome el protagonismo. No predicamos acerca de nosotros mismos, sino que damos a conocer al Hijo de Dios. Nuestra persona, deseos y actitudes no deben eclipsar el mensaje del Evangelio. Aunque en ocasiones es necesario dar testimonio de la gracia de Dios en nuestras vidas, siempre debemos hacerlo con la intención de glorificar a Dios; como decía San Ignacio de Loyola: “a mayor gloria de Dios” (A.M.D.G.).
El testimonio de Juan el Bautista no se limita a sus palabras, sino que se manifiesta en su actitud de humildad y en su disposición a hacerse a un lado cuando su misión llegó a su fin. Esto nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud como líderes y servidores en la evangelización. A menudo, rehusamos ceder el liderazgo a los nuevos líderes que el Espíritu Santo está levantando en nuestras comunidades. Nos adueñamos de los puestos y, en consecuencia, obstaculizamos el desarrollo y la preparación de la nueva sangre que está surgiendo en nuestras comunidades.
La Venerable Madre Julia Navarrete (fundadora de la Congregación de las Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María MHPVM) decía: “Todo en la vida lo juzgamos únicamente en cuanto tiene relación con nuestro yo. No sabemos el mal que nos hacemos.”
El Padre Alberto Mir S.J. (fundador de la misma congregación) explicaba la necesidad de la humildad porque “Dios sólo se comunica a las almas que de corazón, vuelven su ser de donde Dios las sacó”.
– “La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar en ti mismo menos.” — C.S. Lewis
Actuar
Nuestro ministerio en la comunidad —ya sea social, eclesial o familiar— no se limita a dirigir, sino que se centra en enseñar y preparar a las nuevas generaciones para que se conviertan en líderes de cambio en los entornos sociales y religiosos en los que nos desenvolvemos. Además, es fundamental discernir el momento adecuado para regresar a las filas de los fieles, dando testimonio de humildad, obediencia y generosidad.
– “Un líder es aquel que conoce el camino, lo sigue y lo muestra a otros.” — John C. Maxwell
Pasos para un Liderazgo Efectivo
Para lograr esto, debemos:
1. Leer y meditar sobre la vida de los santos: Estudiar sus virtudes, especialmente la humildad, la fe y la generosidad, nos proporciona ejemplos concretos a seguir.
2. Invocar al Espíritu Santo: Pedir su guía en nuestra vida familiar, social y comunitaria es esencial para tomar decisiones sabias y justas.
3. Enseñar con el ejemplo: Actuar de manera coherente con nuestras enseñanzas tiene un impacto mucho mayor en las nuevas generaciones que simplemente transmitir palabras.
4. Ser conscientes de las inclinaciones de las nuevas generaciones: Estas están más orientadas hacia la acción y la reflexión. Por lo tanto, debemos mostrarles que para que nuestras acciones tengan un impacto positivo, es necesario respaldarlas con oración y la práctica de las virtudes.
– “No se trata de llenar un vacío, sino de preparar a otros para que tomen el relevo.” — Desconocido
Anécdota
Hace años, en la ciudad de San José del Cabo, había una hermana religiosa que enseñaba en el único colegio católico de la ciudad. Consciente de que su estancia en el lugar era transitoria, y aprovechando su ministerio con jóvenes, decidió invitarlos a formar un coro para animar las misas, ya que no existía un ministerio de música.
Los chicos se sintieron motivados y comenzaron a recibir clases de canto y guitarra. Entre ellos había un joven que, sin que la hermana lo supiera en ese momento, había intentado suicidarse debido a las dificultades que enfrentaba tras haber sufrido poliomielitis en su infancia. Sus dos extremidades inferiores estaban afectadas, y necesitaba dos muletas para caminar.
Cada semana, se le veía bajar con su mochila y su guitarra a la espalda para ensayar. El coro debutó en una Misa de Navidad, y la comunidad quedó muy complacida con su actuación. Después de eso, continuaron cantando en las misas dominicales. Este joven mostró una notable facilidad para la música y pronto destacó tanto con la guitarra como con su voz.
Cuando llegó el momento de que la hermana se trasladara a otra misión, se dio cuenta de que los chicos necesitaban seguir adelante. Por ello, comenzó a preparar a este joven para que asumiera el liderazgo del grupo. Muchos años después, la hermana tuvo la oportunidad de asistir a una reunión de la diócesis de La Paz, donde se reencontró con este joven.
Durante una conversación amistosa, el joven, ya casado y con hijos, le compartió cómo su perspectiva de vida había cambiado, todo gracias a la confianza que ella había depositado en él. Ahora era el líder de música de la parroquia, que había crecido con el tiempo, y se mantenía ocupado tanto en su trabajo y familia como en su ministerio de evangelización.
– “La vida cristiana es un testimonio que habla más fuerte que las palabras.” — Desconocido
Coro de Jóvenes de San José del Cabo, BCS, México, 1983

Conclusión
Nuestro trabajo como maestros, padres y líderes comunitarios tiene un principio y un fin. Al igual que San Juan Bautista, debemos reconocer el momento adecuado para retirarnos y permitir que las nuevas generaciones continúen con la labor de liderazgo y la preparación de futuros líderes. Asimismo, Jesús concluyó su ministerio de evangelización, pero no sin antes preparar a los líderes que llevarían a cabo su misión de extender el Reino de los Cielos. Este legado de formación y empoderamiento es fundamental para el crecimiento de nuestras comunidades y la continuidad de la fe.
– “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” — Nelson Mandela
Reflexión
– ¿Estoy preparando a mis hijos para que, en el futuro, sean agentes de cambio positivo en la comunidad?
– Como miembro de la sociedad actual, ¿soy un agente de cambio positivo o un obstáculo para que otros progresen?
– En la comunidad religiosa en la que me desenvuelvo, ¿soy un líder que enseña con el ejemplo y promueve nuevas vocaciones para la evangelización?
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Fuentes del Artículo:
– Catena Aurea, Comentarios al Evangelio, San Marcos, Santo Tomás de Aquino, Ivory Falls Books, 2016
– Biblia de Jerusalén, Editorial Desclée, 1992
– Comentario Al Evangelio de Marcos, Juan Mateos, S.J. Centro de Reflexión Teológica, 1990
– Haces de Luz en mi Senda, MHPVM, #150
– La Noticia de Jesús según San Marcos, Luis Mosconi, Ediciones Dabar, 1993


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