Segundo Domingo de Adviento Ciclo A: Mateo 3, 1 – 6

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea diciendo: “Arrepiéntanse porque el Reino de los cielos está cerca”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendero.

Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de salta saltamontes y de miel silvestre.  Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río..

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En Mateo 3, 1-6, encontramos a Juan el Bautista, un precursor de Jesús, que aparece en el desierto predicando un mensaje de arrepentimiento. Su llamado a la conversión es claro y urgente: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!” Juan no solo invita a la gente a reconocer sus pecados, sino que también les ofrece un camino hacia la redención a través del bautismo. La imagen de las multitudes que vienen a él, confesando sus pecados y siendo bautizadas en el río Jordán, nos muestra un profundo anhelo de transformación y renovación espiritual. En este tiempo de Adviento, esta llamada a la conversión resuena con fuerza, recordándonos que la preparación para la llegada de Cristo implica un examen sincero de nuestras vidas.

JUZGAR

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestra disposición a escuchar el llamado de Dios. ¿Estamos abiertos a la transformación que Él desea realizar en nosotros? En un mundo que a menudo se distrae con lo superficial, Juan nos desafía a mirar hacia adentro y a confrontar nuestras propias debilidades y pecados. ¿Qué áreas de nuestra vida necesitan arrepentimiento y cambio? Tal vez hemos descuidado nuestra relación con Dios, hemos permitido que el ruido del mundo ahogue nuestra voz interior o hemos dejado de lado la compasión hacia los demás. La urgencia del mensaje de Juan nos recuerda que el tiempo de preparación es ahora. ¿Estamos dispuestos a dejar atrás lo que nos aleja de Dios y a abrir nuestros corazones a Su gracia?

 ACTUAR

Para aplicar el mensaje de este pasaje en nuestra vida diaria durante esta segunda semana de Adviento, podemos:

1. Practicar el arrepentimiento: Dedica tiempo a la oración y la reflexión personal. Haz una lista de las áreas en las que sientes que necesitas cambiar o mejorar. Lleva estas preocupaciones ante Dios, pidiendo Su perdón y Su ayuda para transformarte.

2. Buscar la confesión: Si es posible, considera participar en el sacramento de la reconciliación. La confesión no solo es un acto de humildad, sino también una oportunidad para experimentar la misericordia de Dios de manera tangible.

3. Comprometerse a la acción: Identifica una forma concreta en la que puedas vivir tu fe esta semana. Esto puede incluir ayudar a alguien en necesidad, ofrecer tu tiempo a una causa benéfica o simplemente ser más consciente de las palabras que usas y cómo afectan a los demás.

4. Crear un espacio para la reflexión: Establece un momento diario para meditar en la palabra de Dios. Puedes leer pasajes de la Biblia que hablen sobre el arrepentimiento y la conversión, o simplemente sentarte en silencio y escuchar lo que Dios tiene que decirte

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