En el transcurso del ciclo B del año litúrgico, nos sumergimos en el Tiemp Ordi nario, donde la liturgia dominical nos ha guiado a través del Evangelio según San Marcos. En esta etapa de reflexión, te invito a adentrarte en las profundida des de este Evangelio, explorar sus enseñanzas y aplicarlas de manera práctica en tu vida cotidiana.
San Marcos, aunque no fue discípulo directo de Jesús, desempeñó un papel cru cial al acompañar a Bernabé y Pablo en su primer viaje misionero y luego al ser intérprete de Pedro. Dirigido especialmente a las comunidades cristianas de Roma, este Evangelio buscaba presentar a Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios. Escrito alrededor del año 70, en un contexto de persecución bajo el reinado de Nerón, ofrecía una propuesta de vida radicalmente opuesta a la del imperio romano. En medio de la adversidad y el peligro, los seguidores de Jesús se en frentaban a decisiones cruciales, iluminando sus vidas con los dichos y hechos del Maestro.
Para comprender a fondo la teología y las enseñanzas de este Evangelio, Marcos nos introduce a un personaje peculiar que desempeña un papel crucial en la narrativa: Juan Bautista. A través de este enigmático personaje y su filosofía, te in vito a sumergirte en una meditación que busca iluminar tu vida con las enseñanzas de Jesús y su mensaje de transformación espiritual.
“Comienza la buena noticia de Jesucristo, Hijo de Dios. Tal como está escrito en la profecía de Isaías: Mira, yo envío delante a mi mensajero para que te prepare el camino. (“Marcos, 1 – Biblia Católica en línea) [1]Una voz grita en el desierto: Preparar el camino al Señor; allanad sus senderos (Is 40,3; Mal 3,1), apareció Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. Toda la población de Judea y de Jerusalén acudía a que los bautizase en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan vestía un traje de piel de camello, se ceñía un cinturón de cuero, y comía saltamontes”.[2] (Biblia Católica en línea).
Para reflexionar sobre este pasaje, nos sumergiremos en una relectura bíblica que implica trasladar esta narrativa a nuestro tiempo y espacio actual, aplicán dola a nuestras vidas aquí y ahora. Utilizaremos el método pastoral de VER, JUZGAR, ACTUAR.
VER: Al insertar la situación bíblica en nuestro contexto actual, nos enfrentamos a la tarea de ser objetivos y abordar las situaciones con seriedad y profundidad.
JUZGAR: Iluminamos nuestras experiencias cotidianas con la luz del Evangelio, cuestionando y reflexionando sobre cómo estas enseñanzas pueden guiar nues tras acciones y decisiones.
ACTUAR: Nos desafiamos a aplicar esta sabiduría recibida en nuestra vida diaria buscando transformar nuestras acciones y actitudes a la luz de la fe.
Comencemos imaginando cómo un periodista contemporáneo narraría la irrup ción de una nueva figura en los medios de comunicación:
”Hoy presenciamos un suceso extraordinario: un hombre vestido de forma peculiar se ha presentado en el Coliseo de Santa Úrsula (México) proclamando a un individuo de origen humilde y trabajador como el HIJO DE DIOS. Nos insta a preparar el camino para recibir su mensaje.”
VER:
En este contexto, nos enfrentamos a la llamada a confesar nuestros pecados. En un mundo donde la noción de pecado parece difuminarse, ¿cómo defini mos el concepto en la sociedad actual?
En la actualidad, el panorama moral se ve desafiado por la aceptación de prácticas como el aborto respaldado por el estado laico, la evolución de las estructu ras matrimoniales y la creciente influencia de ideologías ateas en gobiernos an tes considerados cristianos. La corrupción, la impunidad y la falta de valores é ticos parecen prevalecer, mientras la honestidad y la integridad son relegadas a un segundo pl no en favor del beneficio personal.
JUZGAR:
El precursor y mensajero sigue gritando en el Coliseo de Santa Úrsula que se ha empezado a quedar vacío porque como no se tiene conocimiento de pecado, no es un mensaje que les interese. Porque, ¿cómo voy a allanar los senderos para recibir al Hijo de Dios. ¿Cómo voy a hacer penitencia si me han enseñado que tengo derecho a decidir lo que es bueno y lo que es malo para mí? ¿Si ya no se nos enseña a dominar las pasiones, a mortificar los vicios, si me han enseñado que yo soy mi propio Dios?
¿Por qué debo aceptar a un Hijo de Dios si yo soy mi propio Dios? ¿Por qué debo aceptar un bautismo que pondrá un bloque que me impida ser yo y a seguir mis instintos y mis pasiones? ¿Qué clase de felcidad me traerá una vida sin orgías, desenfreno? ¿Por qué no he de gozar de todo lo que me ofece la vida si voy a morir? ¿Por qué he poner límite a mi deseos carnales sino soy más que un ente que tiene las mismas funciones que un animal?
La figura enigmática contrasta con los valores que nos han ido plantando poco a poco con esa enseñanza laica, con los programas de televisión sin censura, con la música desenfrenada y sin gusto musical.
Este personaje y sus palabras nos recuerdan que el ser humano no es sólo un ente vivo, sino que es especial porque puede razonar y darse cuenta de que no es igual a los otros seres vivos. Este ser humano que tiene a sus pies toda una civilización avanzada en lo tecnológico no es una máquina programada, sino que difiere de los demás seres existentes sobre la tierra porque tiene algo especial que se llama ESPÍRITU (ALMA) que lo eleva por sobretodo lo demás. Por lo tanto, puede cambiar su mentalidad laica y buscar algo más que lo eleve del resto de los seres vivientes.
ACTUAR:
Por ello, debemos detenernos un poco más ante este hombre extraño y meditar y razonar, y dejar que esta Buena Nueva nos levante sobre el resto de lo que existe y nos de un lugar privilegiado en la creación. Es verdad que tiene un precio. ¡DEJAR DE SER CRIATURA TERRENAL Y ASPIRAR A LO MÁS ALTO!
Para ello, podemos iniciar un cambio:
1. Reflexionanfo Diariamente: Dedica tiempo cada día para reflexionar sobre tus creencias, valores y acciones, alineándolos con las enseñanzas del Evangelio.
2. Practicando la Gratitud: Cultiva un sentido de gratitud por las bendiciones en tu vida, reconociéndolas como regalos de un poder superior.
3. Sirviendo a los Demás: Participa en actos de bondad y servicio hacia aquellos que lo necesitan, encarnando el espíritu de compasión y amor enseñado por Jesús.
4. Buscando el Perdón: Reconoce tus fallos y busca el perdón por errores pasados, permitiéndote experimentar la misericordia y gracia de Dios.
5. Orando y Meditando: Establece una práctica regular de oración y meditación para profundizar tu conexión espiritual y buscar orientación divina.
Al tomar estas acciones específicas, puedes trabajar activamente para elevarte espiritualmente y alinear tu vida con las enseñanzas del Evangelio.
Tú y yo podemos caminar sobre lo que existe y elevarnos a lo sobrenatural y sublime. Te invito a dejar de arrastrarnos por el suelo y el estiércol y a elevarnos a las alturas de la verdad y virtud.
Hoy te invito a seguir a ese que proclama el Evangelio de Marcos como HIJO DE DIOS. A preparar el camino para recibirlo aceptando que hemos pecado y confesando nuestra debilidad ante el DIOS MISERICORDIOSO que nos abre los brazos como PADRE AMOROSO, a quien lo único que le importa es que NOS DEJEMOS AMAR POR ÉL.
¡Dios nos bendiga a todos!
Ana María G Guzmán L. MRS
